16.8.17

8 cosas que no sabías de las islas Azores y los azorianos

Las islas Azores están llamadas a ser el nuevo destino vacacional de europeos y americanos. Crece el interés y, con él, se destapan algunas curiosidades de estas exóticas islas.


Una de las cascadas de Fajã Grande, isla de Flores

1. El ukelele no es de origen hawaiano, sino azoriano


El cavaquinho portugués es un instrumento, parecido a la guitarra pero de menor tamaño, que consta de 4 cuerdas y que escuchamos siempre en música brasileña (samba, principalmente) y caboverdiana. Como curiosidad, su nombre significa "palique" en castellano, ya que no deja de sonar en toda la canción. Su introducción en Hawaii y la Polinesia se produjo con la llegada de la gran emigración azoriana en la década de 1880. Logró una gran acogida local, ya que se trataba del primer instrumento de cuerda que vieron en estas islas, y se adaptó para dar lugar al ukelele que hoy conocemos.

2. A medio camino entre Europa y América


Aunque estamos hablando de un archipiélago de 9 islas distribuidas a lo largo de más de 600 km, la preciosa isla de Flores presume de ser el territorio europeo más occidental. De hecho, tanto esta isla como la de Corvo, forman parte de la placa tectónica de América del Norte. Desde Lisboa tardaríamos 3 horas en llegar a Flores en avión y 6 horas en llegar hasta la ciudad norteamericana de Providence, Massachusetts.

3. ¿Por qué escuchamos tanto inglés-americano en la isla?



Pobres en pertenencias pero muy ricos en tradición, muchos emigrantes azorianos vuelven a las islas al llegar a la jubilación y no son pocas las familias de 2ª y 3ª generiaciones que pasan el verano con sus hijos para enseñarles sus lugares de origen.
Imprescindible la visita al Museu da Emigração Açoreana de Ribeira Grande (isla de São Miguel) si queréis ahondar más en la Historia de las islas.
Históricamente, los azorianos se han visto forzados en numerosas ocasiones a buscar nuevas oportunidades y muchas veces refugio (erupciones en la isla de Faial a finales de los 50) en países tan diverson como Brasil, Canadá o Estados Unidos. Éste último, particularmente por su cercanía a las islas, ha sido destino favorito de cerca de la mitad de las emigraciones azorianas desde principios del siglo XIX. Muchos se enrolaron en los balleneros que paraban en las islas y acabaron en Hawaii y la costa Este (Providence y Boston principalmente). La fiebre del oro de finales del XIX y el Azorean Refugee Act que promulgó el presidente Kennedy tras la catástrofe de Faial, facilitaron a más de 175,000 azorianos la búsqueda del american dream en el Estado de California.

Es más, algunas celebridades norteamericanas mundialmente conocidas tienen ascendecia azoriana: Tom Hanks (bisnieto de azorianos), Nelly Furtado (hija de azorianos), James Franco, Nuno Bettancourt (guitarrista del grupo Extreme) o Katy Perry (descendiente de azorianos por parte materna).



La temperatura del agua cambia según el nivel de la marea en esta playa de Ferreria, en São Miguel


4. En Azores no hay playas de arena blanca... ¿o sí?


No nos engañemos: el clima de Azores puede sorprenderte con una niebla impenetrable de por la mañana, un sol espléndido a mediodía y lluvia para merendar. Además, todas las islas tienen origen volcánico y por tanto no es el destino de arenas blancas y aguas caribeñas que muchos creen encontrar aquí. La excepción es la isla de Santa María, que siendo la más antigua en cuanto a formación geológica se refiere, tiene en sus costas rarezas como la playa de Formosa.
La mayoría de las playas son piscinas naturales o pequeños refugios acondicionados para el baño, siempre en roca.

5. Sin miedo a beber agua del grifo


A pesar de su insularidad (y también de lo acostumbrados que estamos los españoles a la poco sabrosa agua de Baleares o Canarias), el agua de grifo de Azores no sólo es potable si no que su consumo está respaldado por el propio Estado.

6. ¡Están plagadas de hortensias!


El sueño de cualquier madre con un trocito de jardín en España: la hortensia. Necesitada de mucha humedad, en Azores nacen en colinas, playas y acantilados. Cualquier lugar es bueno. A la isla de Faial se la conoce como Isla Azul por el color de sus hortensias.


7. Escala de ballenas... y balleneros


Un tercio de los cetáceos que existen en el mundo pasan o están entorno a las islas Azores, lo que convierte al archipiélago en uno de los mejores puntos del planeta para la observación, entre otras especies, de ballenas. Hasta su prohibición en 1986, la caza de ballenas fue uno de los motores económicos de las Azores, no tanto por el género en sí como por convertirse en un paso obligado de balleneros de todo el mundo. Asimismo, balleneros estadounidenses y canadienses se frotaban las aletas al ver cómo miles de azorianos se enrolaban en sus barcos, buscando una mejor vida en los puertos de destino, a cambio de una ridícula manutención a bordo.
Las islas con posiciones más privilegiadas para el avistamiento de ballenas y delfines son las de São Miguel, Santa Maria, Faial y Pico. En la isla de Flores existe un museo dedicado a las ballenas, de visita obligada. 

Chá de Gorreana. Ríete tú del té de Ceilán.


8. Invernaderos de piñas, plantaciones de té y buen vino


Con la desaparición de la naranja a finales del siglo XVIII, se buscaron nuevos usos a los desusados terrenos de cultivo. Así, la adinerada familia Arruda aprovechó la fértil tierra de São Miguel y la cercanía de Brasil para convinarlos en invernaderos de dos aguas y pintados  de blanco para generar una humedad similar a las de las latitudes donde crecía de forma natural la piña. Presente en la geografía y gastronomía azoriana, vale la pena desviarse hacia las afueras de Ponta Delgada para visitar la primera (y aún en funcionamiento) plantación de piñas. Sin coste de admisión, podrás entrar en los invernaderos, recorrer el antiguo casón de la familia y probar los deliciosos sumos de ananás.

No sólo hay en China y en India. Las plantaciones de Porto Formoso y Gorreana, en la isla de São Miguel, se jactan de ser las únicas plantaciones de té de Europa. Ambas fábricas pueden visitarse, probar gratis sus suaves chá verde (té verde) y chá preto (té negro) y recorrer sus laberínticos paisajes con espectaculares vistas al mar.


A una gastronomía tan variada y rica como la azoriana no podía faltarle la compañía de los taninos. Con denominación de origen propia, los viñedos de la isla de Pico son, desde 2004, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y no sólo por su entorno de tierras volcánicas y negruzcas. El sabor de su vino se hace eco en cualquier restaurante que visitemos, junto con botellas de otras islas como Graciosa, Terceira o São Miguel.



Plantación de piñas en A.Arruda, Ponta Delgada, São Miguel

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